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Argentina después del Fondo: la brecha entre el punto de partida y el punto de llegada

El 12 de junio del 2018, el Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne juntamente con el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, firmaban el Memorándum de Políticas Económicas y Financieras (MPEF) por el cual solicitaban al Fondo Monetario Internacional la aprobación de un Acuerdo Stand-By por un período de 36 meses y por un monto de USD 50.000 millones, que es el equivalente a 35.379 DEG, la sigla que expresa los Derechos de Giro. Aquel acuerdo tenía carácter preventivo, ya que consistía en un desembolso inicial de USD 15.000 millones y el resto utilizable sólo de ser necesario en subsiguientes revisiones.

Panorama monetario: menos crédito pero con aumento de la rentabilidad de los bancos

Los episodios de volatilidad cambiaria experimentados en 2018 reconfiguraron el esquema de política monetaria. Si bien las tasas de interés previo al primer episodio en el mes de mayo distaban mucho de reflejar la velocidad de baja que mostraban los relevamientos de expectativas de mercado, podemos decir que se sostenían en niveles promedio estables, y que tras la adopción del régimen de agregados monetarios prácticamente se duplicarían. Tal es el caso de la tasa de política monetaria y la tasa BADLAR, que en promedio se ubicaban a mayo en 31% y 23%, para luego cerrar el año en torno al 50% y 60%, respectivamente. Todo esto en línea con un salto en el tipo de cambio de 100% en términos interanuales (1).

Revisionismo financiero: un análisis sobre las expectativas de los agentes financieros

Uno de los grandes pilares conceptuales de la campaña de Cambiemos fue el tan mentado retorno de la “confianza”, que entre otros aspectos permitiría reinsertar a Argentina en el mundo y recibir de esta forma, una consistente “lluvia de inversiones”. Finalmente, la llegada de inversiones significó sólo una sutil “garúa”, estrechamente relacionado con el negocio financiero garantizado por las altas tasas y el endeudamiento externo.

Tocando Fondo

Como hemos detallado en nuestro último informe La reciente suba del dólar en la plaza local: consecuencias del modelo, el actual esquema planteado por la gestión económica de Cambiemos, basado en la desregulación, liberalización, apertura, endeudamiento y fuga de dólares, agrava sensiblemente los cíclicos problemas de restricción externa de la economía argentina, tornándola más dependiente de los dólares financieros y más expuesta a las turbulencias. Ante elementos coyunturales como la suba de las tasas de los bonos del Tesoro de Estados Unidos o la entrada en vigencia del resistido impuesto a la renta financiera para extranjeros, el esquema conduce a una encerrona: las únicas dos soluciones posibles son devaluar o entregar las reservas. Es importante destacar que estas reservas provienen exclusivamente del endeudamiento externo y que, incluso vendiendo el 100% de las mismas, no alcanzan para pagar ni el 50% de la deuda contraída en estos dos últimos años.

Un memorándum para el ajuste: los impactos del acuerdo con el FMI

Desde el mes de marzo de este año el Gobierno confirmó aquello que se venía señalando desde diversas usinas económicas: la falta de sustentabilidad de su modelo económico. La imposibilidad de acceder a nuevas colocaciones de deuda luego de la gran colocación cercana a los 9.000 millones de dólares de comienzos de año (enero 2018) (1), junto con la posterior corrida cambiaria (2), aceleraron el retorno (“preventivo” en palabras del Ministro de Hacienda) a los programas de financiamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI). Como sostuvimos en el reciente documento “Tocando Fondo” (3), el gobierno recurrió al organismo apelando a su carácter de prestamista de última instancia, procurando brindar señales y gestualidades hacia “los mercados” que calmaran la ansiedad tendiente al desarme de posiciones y posterior fuga.