La cuarta ola feminista recorre transversalmente gran parte de los debates públicos. Los mandatos de género que parecían estáticos son puestos en cuestión por los colectivos de mujeres e identidades disidentes en la mayor parte de los ámbitos. La producción y reproducción de la vida cotidiana no es la excepción. La celebración de las fiestas de fin de año también es susceptible de ser analizada con mirada de género, dado que gran parte de las prácticas en torno a las mismas involucran roles implícitos diferenciados para varones y mujeres.
El presente informe es realizado por mujeres economistas, sociólogas y politólogas integrantes de CEPA, que al mismo tiempo coordinan y forman parte de equipos de trabajo temáticos (fiscal, precios, mercado de trabajo y equipo financiero) e impulsan el Observatorio de Géneros al interior del Centro de Economía. El informe se publica en el marco del paro internacional de mujeres del 8 de Marzo -#8M- y tiene por finalidad la cuantificación y visibilización de desigualdades económicas de distinta índole en la sociedad. Este trabajo opera como continuidad de dos trabajos precedentes realizados por el Observatorio de Géneros del CEPA y presentados en 2018 y 2019, titulados “Más precarizadas y con menores ingresos: la situación económica de las mujeres argentinas” (1)y “Mujeres argentinas: entre la organización por la conquista de derechos y la profundización de las inequidades económicas”.
El impacto de las políticas de ajuste afecta de manera desigual a varones y mujeres, dado que el tipo de inserción laboral de ambos es muy distinto. El punto de partida es que las mujeres realizan la mayor parte del trabajo reproductivo no remunerado al interior del hogar (tareas domésticas y de cuidado), dedicando tres horas diarias más que los varones a dichas tareas. Esto conforma una de doble jornada laboral, donde las mujeres disponen menos horas para el trabajo productivo y remunerado. Como consecuencia, las mujeres se insertan de forma mayoritaria en el trabajo informal y, cuando logran insertarse en el trabajo registrado, lo hacen fundamentalmente en profesiones con carga de cuidado que, por estar asociadas a las tareas reproductivas no remuneradas en el hogar, tienen una penalidad en las remuneraciones. El 62% de las mujeres se inserta en ocupaciones de estas características compuestas por los rubros de docencia, salud, y servicio doméstico. De esta inserción laboral precaria y desigual, se deduce la brecha de ingresos entre varones y mujeres, que actualmente se ubica en el 27%.
Autoras: Julia Strada, Eva Sacco, Débora Ascencio, Gabriela Cabanillas y Nayla Bosch.
El 2018 constituyó un año de fuertes avances en la organización del movimiento feminista: mayor visibilización, reivindicaciones y demandas propias del colectivo de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Sin embargo, las desigualdades económicas siguen siendo un eje estructural de reproducción de las desigualdades de género en general. Es por ello que constituyen una de las grandes motivaciones que nos llevan a movilizarnos el próximo 8M de 2019, en el paro internacional de mujeres. El presente informe se propone sistematizar y actualizar a partir de las nuevas mediciones 2018 las principales desigualdades de género en la economía argentina a la luz de las transformaciones en la etapa reciente, proponiendo al mismo tiempo una agenda de políticas públicas. Este trabajo opera como continuidad del trabajo presentado un año atrás por el Observatorio de Género de CEPA: “Más precarizadas y con menores ingresos: la situación económica de las mujeres argentinas” (1).
Este trabajo de Julia Strada se publicó originalmente en el portal web La Nación Trabajadora y se encuentra disponible en este enlace. Inlustración: María Guiffra.
El proyecto de Ley de Equidad que el Presidente Mauricio Macri propuso enviar al parlamento en la apertura de sesiones del Congreso el 1 de marzo de 2018 y cuyo debate ya fue abierto en la Comisión de Legislación del Trabajo -donde tuve la oportunidad de participar como expositora en la sesión del 2 de octubre-, presenta un muy pobre abordaje del profundo problema que suponen las brechas salariales entre varones y mujeres en la sociedad, tanto en términos conceptuales –la significancia del fenómeno – como en términos de instrumentos para la regulación y por ende tendencia a la igualación en el tiempo. A la vez, es un proyecto altamente cuestionable por su carácter meramente declarativo – no ahonda más allá del Art. 14 bis de la Constitución Nacional y carece de sanciones para el cumplimiento de la equidad- y por su sesgo intervencionista respecto de las organizaciones sindicales.