El nuevo fracaso de la teoría del derrame: un análisis de las ramas ganadoras y perdedoras de la etapa (2015-2016)
El presente informe se propone analizar el desempeño de los principales sectores de actividad durante el primer año de gestión de Cambiemos, identificando aquellas ramas que han sido beneficiadas y perjudicadas por la política económica aplicada en 2016. Asimismo, se pretende contrastar el desempeño de estas ramas con respecto al período previo (año 2015), de manera tal de balancear los efectos de las políticas aplicadas por las distintas gestiones y develar el esquema de ganadores y perdedores implícito en los distintos modelos económicos.
Para ello, se tomará como principal indicador el Valor Agregado Bruto (VAB). Esta variable macroeconómica mide el valor generado por el conjunto de productores de un área económica y comprende a) remuneración de los asalariados; b) Ingreso mixto bruto; c) excedente neto de explotación; d) consumo de capital fijo; e) otros impuestos netos de subsidios a la producción (1). El objetivo será entonces, por un lado, analizar la participación porcentual en el valor agregado total promedio de los primeros tres trimestres de 2015 en relación al promedio de los tres primeros trimestres de 2016 de cada una de las actividades económicas, identificando cómo avanzan o retroceden de un año a otro. Por otro lado, examinar la variación interanual de los diversos sectores a lo largo del tiempo y por lo tanto considerar su desempeño en términos dinámicos.
Este análisis se complementará con la evolución del índice de Volumen Físico (IVF), que mide la evolución de los volúmenes de la producción física según sector de actividad, y del Índice de Precios Implícitos (IPI), que mide las variaciones de precios. De esta forma es posible analizar en qué medida los sectores que experimentaron un crecimiento (o caída) del VAB lo hicieron por un aumento de su producción, o si ello se produjo como resultado de la (des) valorización de su producción.
En aras de analizar de manera integral este fenómeno, se incorporó al análisis las variables vinculadas al mercado de trabajo: salario y empleo. El propósito radica en describir la evolución de ambas variables para cada sector a lo largo de 2015 y 2016 y establecer las relaciones pertinentes respecto de la evolución del VAB. En definitiva, el objetivo es aproximarse a las trasferencias que pudieron darse entre el capital y el trabajo, ya sea por la variación de cantidad de trabajadores en relación a la producción o bien, a través de la apropiación vía precios/salarios.
Así, a partir del análisis del desempeño de las variables antes mencionadas, podremos dar cuenta del esquema de ganadores y perdedores del primer año del gobierno de Cambiemos y al mismo tiempo establecer las comparaciones pertinentes en cuanto al período previo.
1- Valor Agregado Bruto (VAB)
Tal como se ha anticipado en la introducción, analizar la participación porcentual de cada sector de actividad en el Valor Bruto Agregado en 2015 y 2016, permitirá dar cuenta de la contribución de los mismos en el total de lo producido para el período en cuestión y de este modo establecer cuánto han avanzado o retrocedido estas ramas durante el primer año del gobierno de Cambiemos con respecto al período inmediatamente anterior. En definitiva, el objetivo reside en aproximarnos a las transferencias entre sectores de actividad producidas a partir de las decisiones políticas impulsadas por Cambiemos.
Es posible inferir un esquema de ramas ganadoras y ramas perdedoras a partir de los datos arrojados en el Cuadro 1. Entre los ganadores, se encuentra en primer lugar la agricultura, ganadería, caza y silvicultura que aumentó su participación en la economía 1,88 puntos porcentuales, posicionándose contundentemente por encima del resto de los sectores, comparando las participaciones promedio de cada uno de los tres primeros trimestres de 2015 e igual periodo en 2016. En un segundo grupo de ganadores, se encuentran la intermediación financiera (con un incremento de 0,42 puntos porcentuales); servicios sociales y de salud (incremento de 0,21 puntos porcentuales); electricidad, gas y agua (incremento de 0,18 puntos porcentuales) y la explotación de minas y canteras (incremento de 0,15 puntos porcentuales). En cuanto a los perdedores, la actividad más afectada de toda la economía es la industria manufacturera la cual vio retroceder su participación porcentual en 0,93 puntos, seguida por la construcción que retrocedió 0,92 puntos porcentuales.
Por otra parte, resulta pertinente mencionar que la caída en los niveles de consumo se refleja en la reducción de la participación en el Valor Agregado Bruto Total en las actividades de comercio mayorista, minorista y reparaciones (reducción de 0,37 puntos porcentuales) y en hoteles y restaurantes (disminución de 0,11 puntos porcentuales).
El Gráfico 1 da cuenta de las ramas ganadoras en los primeros tres trimestres de 2016, respecto de 2015 (cuatro trimestres). Se evidencia que durante 2015 particularmente la actividad agricultura, ganadería, caza y silvicultura crecía por debajo del promedio, y a partir de 2016 se posiciona abruptamente por encima, revirtiendo su desempeño. Adicionalmente, se observa que intermediación financiera y electricidad, gas y agua y explotación de minas y canteras crecieron durante 2015 más cerca del nivel promedio, pero experimentan un despegue considerablemente por encima del mismo en 2016.
A partir del análisis del Gráfico 2, se puede observar las ramas perdedoras, cuyo dinamismo se ha posicionado por debajo respecto al promedio general del Valor Agregado Bruto. A partir del inicio de la gestión de Cambiemos, se constata un cambio radical en la tasa de crecimiento de los sectores. Por un lado, dos sectores que crecían en consonancia con el resto de las actividades de la economía, empiezan a tener un desempeño por debajo del promedio general: industria manufacturera y construcción. En menor medida se evidencia para el caso de Comercio Mayorista, Minorista y Reparaciones.
2- Índice de Volumen Físico (IVF) e Índice de Precios Implícitos (IPI)
El índice de volumen físico (IVF) es un indicador que mide la evolución de los volúmenes de la producción física según sector de actividad. El IVF permite analizar en qué medida los sectores que experimentaron un crecimiento medido a través del VAB lo hicieron por un aumento de su producción o, por el contrario, por una simple modificación de los precios relativos. Este último efecto de precios puede evidenciarse a través de la evolución del Índice de Precios Implícitos (IPI), es decir, el incremento por valorización de su producción por efectos del aumento de los precios relativos.
En el Cuadro 2 puede verse que los sectores que habían visto crecer su aporte a la generación de valor en la economía, cuando se analizan según la producción física retroceden en la comparación interanual.
Cuando se analiza el IVF e IPI, se comprueba por ejemplo que, entre las ramas ganadoras, Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura, sector que había registrado un crecimiento de 75,33% según VAB, en realidad decrece en términos físicos 6,26%, pero que esta caída es compensada por un aumento del 87,05% de los precios de la actividad. Lo mismo ocurre en las ramas de intermediación financiera, Pesca y en Explotación de minas y canteras, donde la variación del VAB se encuentra impulsada por los aumentos de precios mayoristas, en contexto de retracción productiva en cantidades.
En contraste, se observa que en las ramas perdedoras la retracción en cantidades físicas no logró ser compensada con aumento de precios. Es el caso de Comercio mayorista, minorista y reparaciones, Industria manufacturera y Construcción.
Como conclusión, los sectores que lograron aumentar su participación en el total del producido de un año al otro medido según VAB lo hicieron principalmente como consecuencia de una traslación de ingresos a través del efecto precios. Esto se debe, esencialmente, a que la devaluación de diciembre 2015 – conjugada con quita de derechos de exportación - logró modificar los precios relativos entre los sectores de actividad generando un nuevo esquema de ganadores y perdedores. La liberalización cambiaria y la suba de tasas significó, asimismo, un impacto positivo en el sector financiero. De esta manera, y pese a haber decrecido su producción en termino reales, sectores como Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura, Intermediación Financiera y la Explotación de minas y canteras pasan a explicar un mayor porcentaje de la economía argentina. Se entiende de esta manera que las medidas adoptadas por la nueva gestión generaron un efecto redistributivo entre los sectores que fue apropiado desigualmente, lo que permitió a los sectores previamente identificados participar en una mayor proporción de la riqueza socialmente generada sin un aumento productivo equivalente.
3- Las variaciones de empleo y salarios según ramas de actividad
El empleo en Argentina durante el primer año de gestión de Cambiemos experimentó una caída en más de la mitad de las ramas de actividad. Por un lado, es posible identificar un recorrido similar al del Valor Agregado Bruto, en la medida en que las ramas de actividad que vieron reducir su participación en el total de lo producido de un año a otro también contrajeron su personal. Por otro lado, los grandes ganadores identificados en el primer apartado (con excepción de intermediación financiera y electricidad, gas y agua) no han traducido esta mejora en términos de un aumento del personal empleado.
En el cuadro 3 puede observarse las variaciones absolutas de trabajadores según sector, la variación relativa del IVF y finalmente, un análisis de productividad hombre ocupado. Este último, se realiza al dividir la variación relativa de trabajadores sobre la variación relativa del IVF. De esta manera se infiere en qué medida una modificación en la cantidad de trabajadores tiene como resultado un aumento o disminución de la productividad del sector.
Si observamos el total de las ramas de actividad, se expulsaron 39.306 trabajadores en promedio entre los primeros tres trimestres de 2015 y los primeros tres trimestres de 2016 (que significa una caída de 0,632%), pero la producción en cantidades se redujo 2,465%. La menor intensidad en la expulsión de trabajadores respecto de la retracción de la producción en cantidades físicas, deriva en un retroceso en la productividad hombre de 1,845%. Esto mismo se observa en la industria manufacturera, con 21.766 trabajadores menos (1,74% de caída de empleo) pero un retroceso productivo de 5,72%. Del mismo modo, en el caso de la Construcción, el IVF retrocedió 11,49%, mientras que la cantidad de trabajadores se redujo “sólo” 10% en cantidades, lo que arrojó una disminución de la productividad por hombre ocupado.
A continuación, revisamos qué ocurrió con los precios respecto de las variaciones salariales.
Como se visualiza en el Cuadro 4, los precios (medidos según IPI) aumentaron por encima de la variación salarial, lo que arroja un retroceso de los trabajadores del 7,30% en la participación del ingreso. Este fenómeno se evidencia particularmente en las ramas ganadoras. En el caso de agricultura, los precios aumentan 87,05% y los salarios sólo 33,25%, lo que significa un retroceso de 28,76% de los salarios de los trabajadores del sector. Es decir, la participación de los salarios de la rama en el total del ingreso de la rama se reduce casi un tercio. En el caso de minas y canteras el retroceso es de 19,83% en la participación de los salarios. Seguidamente, en Intermediación Financiera los salarios retroceden en su participación 15,40% y en Electricidad, Gas y Agua 13,20%.
En resumen, es posible analizar el impacto de las variaciones del VAB, tanto por los aumentos/caídas en precios y cantidades, como observando quien se apropia de esas porciones adicionales o sostiene el ajuste.
Conclusiones
Como balance del 2016, primer año de gestión del gobierno de Cambiemos, a partir del análisis de las distintas dimensiones que hemos planteado en el presente informe es posible dar cuenta de una modificación importante en cuanto al esquema de ganadores y perdedores.
Por un lado, la trasferencia entre sectores se sustentó en observar la evolución del VAB, del índice de volumen físico, la evolución del índice de precios implícitos y la variación en la participación de las ramas sobre la producción total.
En lo referido a las transferencias entre los trabajadores y el capital, el análisis se sustentó en la cantidad de puestos de trabajo generados, la evolución de los salarios, y en la relación de ambas variables respecto de la evolución del VAB, IVF e IPI de cada rama.
Un análisis del conjunto
Las ramas en conjunto han mostrado un crecimiento del 38,57% del VAB impulsado es soledad por la variación de precios, que con un 42,08%, más que compensó la retracción de las cantidades de 2,47%.
El aumento del VAB no se tradujo en la generación de nuevos puestos de trabajo, sino que, por el contrario, los despidos ascendieron a 39.306 casos entre el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 en relación al mismo periodo de 2016 (a efectos enunciativos, vale indicar que entre diciembre 2015 y septiembre 2016 -punta a punta- la destrucción de puestos de trabajo alcanzó los 100.705 casos). Esta reducción de puestos fue acompañada por una retracción de la producción, de mayor cuantía (0,63% para el empleo; 2,47% para volumen físico).
En cuanto a los salarios, estos se incrementaron al 31,70%, muy por debajo de la variación de los precios (42,08%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 7,30%. Adicionalmente, si se considera que hubo una caída de la productividad por hombre ocupado, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama se reduce a 5,56% sobre el nivel de participación de estos en el ingreso.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (4), dicho porcentaje sufrió una merma de 5,56%, es decir, los trabajadores perdieron 2,85 p.p. de participación en el ingreso total. El retroceso significa una participación a septiembre 2016 48,35% (5).
Transferencias entre ramas de actividad
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura. La rama ha mostrado un crecimiento importante en cuanto a su representación en el Valor Agregado Bruto, pasando de explicar 5,73% del VAB en promedio en el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 a 7,61% en el mismo periodo de 2016, es decir una variación positiva de 1,88 puntos porcentuales. A partir del último trimestre de 2015, esta rama presenta un fenomenal crecimiento hasta incrementarse en 122,15% en el segundo trimestre de 2016 para luego reducir su variación, pero manteniéndose en niveles muy superiores a la media. Esto representa un cambio estructural ya que la rama pasó a ser el sector ganador del modelo económico en 2016. Este cambio de escenario responde a las medidas económicas tomadas por el gobierno en los primeros meses de gestión, la devaluación, la baja de las retenciones a la soja y la eliminación total de los derechos de exportación. El shock en la evolución del VAB no se produjo como resultado de un aumento de la producción física del sector, la cual registró una caída interanual de 6,26%, sino que el incremento de precios más que compensó la retracción de la producción mostrando un desempeño único: 87,05% de aumento.
Intermediación financiera. Se observa que mientras en promedio para el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 su participación porcentual en el VAB era de 4,11%, en el mismo periodo de 2016 pasa a representar 4,54%, mostrando una variación positiva de 0,42 puntos porcentuales de un período al otro. Si se analiza la tasa de crecimiento a lo largo del tiempo se observa que a partir del primer trimestre de 2016 esta rama empieza a crecer por encima del promedio. Es posible asociar este crecimiento a una serie de medidas adoptadas por la gestión de Cambiemos favorables al sector: la suba de la tasa de interés, la desregulación del sistema financiero, el acuerdo con los fondos buitres, y la libre disponibilidad de divisas, entre otros. Estas medidas garantizaron grandes ganancias al sector pese a la baja en la demanda de créditos, permitiendo poner a valorizar sus activos a través de distintos instrumentos (particularmente a través de Lebacs, las cuales llegaron a rendir un 38% anual a principio de año). En la comparación interanual, el crecimiento del VAB ha sido de 52,8% por encima del promedio de las actividades, del orden de 38,57%. Sin embargo, este crecimiento no se produjo por un aumento de la producción física del sector, la cual registró una caída interanual para los tres trimestres de 3,89%. Fue, en definitiva, el aumento de precios el que impulsó el crecimiento del VAB mostrando un incremento del 58,99%.
Electricidad, gas y agua. Este sector ha sido otro de los grandes ganadores del primer año de la actual gestión. Si se observa la evolución en la variación interanual para los tres primeros trimestres, se puede registrar el “despegue” de la actividad en el primer trimestre de 2016, momento en el que se empiezan a concretar los aumentos de tarifas, que finalmente permiten explicar el crecimiento de 0,18 p.p en su participación en el VAB. En la comparación interanual, dicho crecimiento del VAB ha sido del orden del 55,58%, impulsado justamente por la evolución de los precios, que aumentaron en el orden del 51,96%, complementado con un leve incremento de la producción física del sector, de 2,38%.
Explotación de minas y canteras. Esta rama de actividad ha experimentado un crecimiento en cuanto a su participación en el total del Valor Agregado Bruto de 0,15 p.p. En términos de variación interanual, el crecimiento del VAB ha sido de 43,78% (el promedio de las actividades creció un 38,57%), impulsado por la variación de los precios (51,07%), acompañado por una caída en la producción física de 4,83%, algo superior a la del promedio del IVF. Este desempeño de la actividad está relacionado con el beneficio derivado de la quita de retenciones a las exportaciones mineras.
Industria Manufacturera. La industria ha sido una de las ramas más perjudicadas por las políticas económicas impulsadas. La industria pasó de representar 17,37% del total del VAB en promedio en el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 a representar sólo 16,43% del total del VAB para el mismo periodo de 2016. Es decir, en sólo un año la participación porcentual de la industria en el conjunto del valor bruto agregado por la economía cayó 0,93 p.p. En términos de la variación interanual, el crecimiento del VAB ha sido de 31,02%, muy por debajo del 38,57% del promedio de las ramas. Este desempeño es el resultado de una caída de la producción física fue de 5,72%, y un aumento en precios de 38,92%.
Construcción. La construcción se ha visto también profundamente afectada por las medidas económicas adoptadas a la actual gestión (en especial la paralización de la obra pública). En cuanto al VAB total, la actividad ha visto caer su participación 0,92 p.p. pasando de representar 5,71% en promedio en el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 a representar 4,79% en el mismo periodo para 2016. Si se observa la variación interanual por trimestres 2015/2016, la actividad comienza a caer por debajo del promedio general de la economía a partir del último trimestre de 2015. En términos de variación interanual, el crecimiento del VAB ha sido de 16,07%, muy por debajo del 38,57% del promedio de las ramas. Este desempeño es el resultado de una caída de la producción física de más del 11,49%, y un aumento en precios de 31,13%.
Efectos sobre el empleo y aproximación a la transferencia entre capital y trabajo
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura. El sensible aumento del VAB de la rama no se tradujo en la generación de nuevos puestos de trabajo, sino que, por el contrario, este sector despidió casi 9.787 personas en la comparación interanual del primer, segundo y tercer trimestre de 2015 y el mismo periodo de 2016, siendo 3.900 los casos, si se considera el periodo post quita de retenciones (diciembre 2015 a septiembre de 2016). El sector representó en los últimos veinte años el 6,13% del empleo total, manteniéndose relativamente estable durante el periodo, incluso llegando a en la actualidad al nivel más bajo de empleo (5,37%). La reducción de puestos de trabajo fue acompañada por una reducción en la producción, pero de mayor cuantía (3,00% vs 6,26%). En cuanto a los salarios, estos se incrementaron al 33,25%, muy por debajo de la variación de los precios de la actividad (87,05%), generando una reducción de 28,76% del nivel (porcentual) de participación de los salarios en el ingreso de la rama. Adicionalmente, si se considera que hubo una caída de la productividad por hombre ocupado, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama (es decir, de la masa salarial) es menor, del 26,28%.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (6), estimándose válido ese guarismo para la presente actividad, dicho porcentaje sufrió una merma de 26,28%, es decir, los trabajadores habrían perdido 13,45 p.p. de participación en el ingreso total de la actividad.
Intermediación financiera. En términos de empleo, se observa que, a diferencia del caso anterior, este sector ha generado nuevos puestos de trabajo. Son cerca de 3.916 empleos entre el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 y el mismo periodo de 2016, siendo algunos casos menos si se considera el periodo de gobierno de Cambiemos (1.774 entre diciembre de 2015 y septiembre de 2016). La comparación interanual representa un aumento de 2,46% de los trabajadores del sector. Sin embargo, el escaso peso de la actividad sobre el empleo total (representó en promedio en los últimos 20 años el 2,93% del empleo total), no modificó el comportamiento expulsivo del mercado de trabajo. Este aumento de puestos de trabajo fue acompañado, tal como se mencionó anteriormente, por una retracción del volumen físico de producción del 3,89%. En cuanto a los salarios, estos se incrementaron al 34,5%, muy por debajo de la variación de los precios de la actividad (58,99%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 15,40%. Adicionalmente, si se considera que hubo una caída de la productividad por hombre ocupado, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama (es decir, de la masa salarial) es menor, del 9,81%.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (7), estimándose válido ese guarismo para la presenta actividad, dicho porcentaje sufrió una merma de 9,81%, es decir, los trabajadores habrían perdido 5,02 p.p. de participación en el ingreso total de la actividad.
Electricidad, gas y agua. En términos de empleo, se observa que, como en el caso anterior, este sector ha generado nuevos puestos de trabajo. Son 1.793 empleos en la comparación del promedio de los primeros tres trimestres de 2015 e igual periodo de 2016, siendo aproximadamente la misma cantidad si se considera el periodo de gobierno de Cambiemos (1.487 entre diciembre de 2015 y septiembre de 2016). Esta comparación interanual significa un aumento de 2,60% de los trabajadores del sector. Sin embargo, el escaso peso de la actividad sobre el empleo total (representó en promedio en los últimos 20 años el 1,09% del empleo total), no modificó el comportamiento expulsivo del mercado de trabajo. El aumento de puestos de trabajo fue acompañado, tal como se mencionó anteriormente, por un aumento del volumen físico de producción del 2,38%, es decir, que un 2,60% más de trabajadores produjeron 2,38% más que en el periodo previo. En cuanto a los salarios, estos se incrementaron al 31,90%, por debajo de la variación de los precios de la actividad (51,96%), generando una reducción de 13,20% del nivel (porcentual) de participación de los salarios en el ingreso de la rama. Adicionalmente, si se considera que hubo una caída de la productividad por hombre ocupado (si bien aumenta la plantilla, la producción lo hizo en una porción menor) el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama es levemente menor, del 13,01% sobre el nivel porcentual de participación de estos en el ingreso.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (8), estimándose válido ese guarismo para la presente actividad, dicho porcentaje sufrió una merma de 13,01%, es decir, los trabajadores habrían perdido un 6,66 p.p. de participación en el ingreso total de la actividad.
Explotación de minas y canteras. El aumento del VAB de la rama por encima del promedio no se tradujo en la generación de nuevos puestos de trabajo, sino que, por el contrario, este sector despidió 4.901 personas en la comparación interanual entre el primer, segundo y tercer trimestre de 2015 e igual periodo de 2016, siendo 4.868 los casos, si se considera el periodo post quita de retenciones (diciembre 2015 a septiembre de 2016). El sector representó en los últimos veinte años el 1,09% del empleo total, manteniéndose relativamente estable durante el periodo, siendo en la actualidad uno de los niveles más altos de empleo (1,3%). La reducción de puestos de trabajo fue acompañada por una reducción en la producción, de casi la misma cuantía (5,58% vs 4,83%). En cuanto a los salarios, estos se incrementaron sólo 21,11%, muy por debajo de la variación de los precios de la actividad (51,07%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 19,83%. Adicionalmente, si se considera que hubo un aumento de la productividad por hombre ocupado, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama es levemente mayor, del 20,47% sobre el nivel de participación de estos en el ingreso.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (9), estimándose válido ese guarismo para la presenta actividad, dicho porcentaje sufrió una merma de 20,47%, es decir, los trabajadores habrían perdido 10,48 p.p. de participación en el ingreso total de la actividad.
Industria Manufacturera. La industria despidió 21.766 personas en la comparación interanual entre los primeros tres trimestres de 2015 y 2016, siendo 39.600 los casos, si se considera el periodo post del gobierno de Cambiemos (diciembre 2015 a septiembre de 2016). El sector representó en los últimos veinte años el 21,28% del empleo total, es decir, el impacto negativo sobre la actividad industrial tuvo un sensible efecto sobre el empleo. La reducción de puestos de trabajo fue acompañada por una reducción mucho mayor en la producción (1,74% vs 5,72% de caída de IVF). En cuanto a los salarios, estos se incrementaron a sólo el 31,98%, muy por debajo de la variación de los precios de la actividad (38,96%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 5,03%. Adicionalmente, si se considera que hubo una fuerte caída de la productividad por hombre ocupado, ya que la reducción de la producción ha sido mucho más pronunciada que la que refleja la cantidad de despidos, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama se reduce drásticamente, llegando a “sólo” 1,02% sobre el nivel de participación de estos en el ingreso.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (10), estimándose válido ese guarismo para la presenta actividad, dicho porcentaje sufrió una merma de 1,02%, es decir, los trabajadores habrían perdido 0,52 p.p. de participación en el ingreso total de la actividad.
Esta situación se explica a raíz de las medidas económicas adoptadas por la actual gestión (apertura de las importaciones, depresión del mercado interno, las altas tasas de interés, tarifazo, entre otras), que desandan el camino recorrido previamente en torno a la protección de la industria manufacturera.
Construcción. El parate de la obra pública y la caída del poder adquisitivo han afectado la actividad, que despidió 45.338 personas en la comparación interanual entre los tres primeros trimestres de 2015 y 2016. El sector representó en los últimos veinte años el 6,32% del empleo total, es decir, el impacto negativo sobre la actividad industrial tuvo un sensible efecto sobre el empleo. La reducción de puestos de trabajo fue acompañada por una reducción similar de la producción (10% vs 11,49%). En cuanto a los salarios, estos se incrementaron a sólo el 29%, muy cerca de la variación de los precios de la actividad (31,13%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 1,63%. Adicionalmente, si se considera que hubo una caída de la productividad por hombre ocupado (la caída de la producción ha sido levemente superior a la variación en la cantidad de despidos), el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama es casi nulo, de 0,03% sobre el nivel de participación de estos en el ingreso.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (11), estimándose válido ese guarismo para la presenta actividad, dicho porcentaje se mantuvo estable aumentando un 0,03%, es decir, los trabajadores habrían incrementado 0,01 p.p. su participación en el ingreso total de la actividad.
Ganaron, pero no derramaron
Las cuatro principales ramas “ganadoras” avanzaron 2,63 p. p. en la distribución del VAB. Entre los ganadores, se encuentra en primer lugar la agricultura, ganadería, caza y silvicultura que aumentó su participación en la economía 1,88 puntos porcentuales, posicionándose contundentemente por encima del resto de los sectores. En un segundo grupo de ganadores, se encuentran la intermediación financiera (con un incremento de 0,42 puntos porcentuales); electricidad, gas y agua (incremento de 0,18 puntos porcentuales) y la explotación de minas y canteras (incremento de 0,15 puntos porcentuales).
En la evolución del VAB estas cuatro ramas crecieron sensiblemente en la comparación interanual. Si el promedio fue de 38,57%, todas ellas superaron ampliamente este guarismo: agricultura, ganadería, caza y silvicultura, 75,33%, intermediación financiera, 52,80%, electricidad, gas y agua, 55,58% y explotación de minas y canteras, 43,78% (56,87% en promedio para las cuatro ramas). El avance de estas ramas no se produjo por un aumento de volumen físico, ya que sólo una de ellas (electricidad, gas y agua) tuvo un desempeño positivo en términos de producción física (2,38%). El resto cayeron sensiblemente: agricultura, ganadería, caza y silvicultura, 6,26%, intermediación financiera, 3,89%, y explotación de minas y canteras, 4,83% (3,15% en promedio para las cuatro ramas). El diferencial fue generado por la variación de precios que tuvo un desempeño excepcional: agricultura, ganadería, caza y silvicultura, 87,05%, intermediación financiera, 58,99%, electricidad, gas y agua, 51,96% y explotación de minas y canteras, 51,07% (62,27% en promedio para las cuatro ramas). Esta performance se encuentra íntimamente ligada al beneficio de la quita de retenciones, junto con la devaluación, la suba de tarifas y el aumento de la tasa de interés.
El sensible aumento del VAB de la rama no se tradujo en la generación de nuevos puestos de trabajo, sino que, por el contrario, este entre las cuatro ramas se despidieron 2.245 personas en la comparación interanual entre los tres primeros trimestres de 2015 y de 2016 (entre diciembre 2015 y septiembre 2016 los despidos fueron 5.483 casos). Estos cuatro sectores han representado históricamente sólo el 11,24% del empleo total, manteniéndose relativamente estable durante el periodo. La reducción de puestos de trabajo fue acompañada por una reducción en la producción, en mayor cuantía (0,88% vs 3,15%).
En cuanto a los salarios, estos se incrementaron al 30,19%, muy por debajo de la variación de los precios (56,87%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 19,30%. Adicionalmente, si se considera que cayó la productividad por hombre ocupado, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama se reduce a 17,39%.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (12), estimándose válido ese guarismo para las cuatro actividades mencionadas, dicho porcentaje sufrió una merma de 17,39%, es decir, los trabajadores habrían perdido 8,91 p.p. de participación en el ingreso total de las cuatro actividades.
Por su parte, las dos principales ramas “perdedoras” evidenciaron un retroceso de 1,85 p.p. La actividad más afectada de toda la economía es la industria manufacturera la cual vio retroceder su participación porcentual en 0,93 puntos, seguida por la construcción que retrocedió 0,92 puntos porcentuales al interior del VAB.
En la evolución del VAB estas dos ramas estuvieron muy por debajo de la media, explicando allí la perdida de participación. Si el conjunto de las ramas creció a un promedio de 38,34%, la industria manufacturera sólo lo hizo al 31,02%, mientras que la construcción aumentó un reducido 16,07%.
El retroceso de estas ramas se produjo por una sensible reducción de volumen físico, de 11,49% en construcción y de 5,72% en industria manufacturera, muy por debajo de la retracción media que implicó una caída de 2,47%. El precio también tuvo su efecto, ya que la variación no llegó a compensar la retracción de la producción e incluso profundizó la trasferencia: industria manufacturera creció 38,96, y construcción sólo 31,13%, ambas por debajo del promedio de 42,08% del conjunto de las ramas.
La apertura de las importaciones, la caída del salario real junto con la consecuente depresión del mercado interno, las altas tasas de interés, y el tarifazo, a lo que se suma la paralización de la obra pública han afectado manifiestamente la actividad industrial y de la construcción.
En términos de empleo, estos dos sectores despidieron 67.105 personas en la comparación interanual entre el primer, segundo y tercer trimestres de 2015 y el mismo periodo de 2016 (entre diciembre 2015 y septiembre 2016 son 59.914 casos). Estos dos sectores representaron en los últimos veinte años el 27,60% del empleo total, manteniéndose relativamente estable durante el periodo. La reducción de puestos de trabajo fue acompañada por una reducción en la producción, levemente superior (5,87% vs 8,60%).
En cuanto a los salarios, estos se incrementaron al 30,49%, muy por debajo de la variación de los precios (35,05%), generando una pérdida vía precios al interior de la porción de participación de los salarios en el ingreso de la actividad de 3,33%. Adicionalmente, si se considera que cayó la productividad por hombre ocupado, el retroceso de la participación de los trabajadores en el ingreso de la rama se reduce a 0,50%.
Si se toma como valor de referencia una participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,20% en 2015 (13), estimándose válido ese guarismo para las dos actividades mencionadas, dicho porcentaje se mantiene estable, sufriendo una merma de “sólo” 0,50%, es decir, los trabajadores habrían perdido 0,25 p.p. de participación en el ingreso total de las dos actividades.
En definitiva, las sustanciales transferencias de ingresos reflejadas en el presente informe a cuatro actividades en particular no han redundado en mayor empleo ni en aumentos salariales.
Es posible concluir que las ramas “ganadoras” son aquellas que se quedaron con parte de los ingresos que anteriormente recibían otras actividades (avanzaron 2,63 p.p. en la distribución sectorial del VAB) y a la vez, se apropiaron sensiblemente de los ingresos de los trabajadores en un contexto mayormente de retracción de productiva (los trabajadores perdieron 8,91% de su participación en el ingreso total de las cuatro actividades considerando una participación de los trabajadores en el ingreso nacional a 2015 de 51,20% -14-). El incremento del Valor Agregado Bruto de estas actividades no ha redundado en un beneficio para el conjunto de la sociedad argentina, sino que ha significado estrictamente un aumento de la renta extraordinaria apropiada por este sector.
Tampoco en términos generales, el incremento del Valor Agregado Bruto total ha redundado en un beneficio para el conjunto de la sociedad argentina. Entre todas las actividades, la apropiación del excedente de los trabajadores por parte del capital ha sido del orden de 2,85 p.p. proyectados sobre la participación de los trabajadores en el ingreso nacional de 51,2% (15).
La decisión de invertir en actividades que generan poco empleo provocó, indefectiblemente escaso dinamismo sobre el trabajo nacional. Las cuatro actividades “ganadoras” no han representado históricamente más del 12% del empleo en la Argentina. Ello revela, nuevamente, el fracaso de la teoría del derrame, que establece que las mayores ganancias del capital redundan en beneficios en el conjunto de la economía, y particularmente en la generación de empleo (16).
El nuevo esquema de ganadores y perdedores propone una nueva situación estructural en la cual los sectores que más trabajo aportaron durante los últimos años empiezan a reducir su participación, y los tradicionales sectores ligados a las ventajas comparativas del sector primario comienzan a ser protagonistas. Es esperable, entonces, que de no revertirse este proceso, en el futuro nos enfrentemos a una economía crecientemente primarizada y con eje en la especulación financiera, escasa transformación industrial y consiguientemente mayor desempleo.
Notas al pie
(1) INDEC (2016); “Cuentas nacionales. Metodología de Estimación”, septiembre.
(2) Los datos trimestrales de Administración Pública y Defensa; Planes De Seguridad Social De Afiliación Obligatoria no se publican en OEDE.
(3) Cabe agregar que el IPI incluye todos los bienes y servicios finales producidos por la economía en un período determinado. O sea que el IPI incluye un universo de bienes y servicios mucho más amplio que el IPC. Adicionalmente, mientras que técnicamente, el IPC es un índice de ponderaciones fijas (índice de Laspeyres), o sea que la incidencia de cada bien o servicio en la canasta total se mantiene constante a lo largo del tiempo, por el contrario, el IPI es un índice de ponderaciones móviles (Índice Paasche), es decir que la incidencia de cada bien o servicio se va modificando a lo largo del tiempo en función de la distinta velocidad relativa de su crecimiento productivo. Consultar: Consejo Profesional de Ciencias Económicas CABA, “Medición de la inflación. Un análisis con resultados inesperados. La comparación de índices como método para explicar el fenómeno”, Consejo Nº 2 - Mayo 2008. Consultar: http://www.consejo.org.ar/publicaciones/consejo/consejo2/inflacion.htm.
(4) El Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), un centro creado por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) e investigadores del Conicet estimo una serie de participación de los trabajadores en el ingreso nacional. La estimación fue realizada en base a “Graña, J. y Kennedy, D. (2008): “Salario real, costo laboral y productividad. Argentina 1947-2006: análisis de la información y metodología de estimación”, Cuentas Nacionales del INDEC (serie revisada), SIPA, EMAE-INDEC. Se supuso para 2016 un 33% de variación interanual del salario nominal, 42% de los precios implícitos del PBI, caída del 2% en el PBI a precios constantes y del 1% en el empleo asalariado. Disponible en: http://umet.edu.ar/wp-content/uploads/2016/09/IET_ppt_1-9-161.pdf.
(5) Este dato es coincidente con la información de IET, que pasa de 51,2% en 2015 a 48,5% en 2016.
(6) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(7) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(8) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(9) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(10) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(11) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(12) IET-UMET, 2016, Op. Cit.
(13) IET-UMET, 2016, Op. Cit.
(14) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(15) IET-UMET, 2016, Op.Cit.
(16) Para profundizar en el debate sobre los estímulos a la inversión consultar: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-8208-2015-01-11.html.
Sobre el informe
Autores: Hernán Letcher, Débora Ascencio, Javier Pérez Ibánez y Julia Strada.
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